Sentada en el medio de lo que dicen llamarse tierra, miro a mí alrededor y siento el espesor de la nada. La materia no muere, se reproduce; te veo en moscas volando hacia la luna. La nada besa mis labios, la nada se atraviesa en mi vida, la nada gobierna el silencio, la nada moja mi pan, la nada invade este infeliz verso. La perfección tambien nace de lo superficial, que termina siendo nada. Soy malvada, pues te inmole con mis yerros y aún así pretendo mirar hacia el espacio, como si no hubiese pasado nada. Entonces dime "si la vida es una constante lucha, ¿Por qué la llamamos vida y no lucha?" Nada, mejor no me respondas nada…