viernes, 27 de junio de 2008

Quisiera fijar mis huellas en el pasto, sin rastro alguno que dé hacia ti, apagar las luces que murmuran en mi oído “Quédate Tranquila” Renuncio a esta relación contigo soledad, solo sé que quiero llegar a ese lugar donde todos sienten abrigo, sin penas que llorar, ni despedidas que añoren la existencia. Buscare el momento que estacione mis recuerdos y esperare a los demás y así encontrar mi mayor reencuentro.
Ardiente la noche en sus mejillases su lengua, su cuerpo arde lento, fuerte sin medida. El camino esta hecho, una, dos, tres vías, puede la imaginación servir de guía. Son sus labios, sedientos arden de locura, que recorre con sus dedos, suave, terso, tierno. Solo un poco mas de eso, quiere colmarse en calentura.
Vislumbra, no sé por qué pero vislumbra algo aquí dentro, estás sin estarlo, siento que te añoro o lo acaricio en la ilusión, no logro resolver este enigma; son dos espíritus, íntegro enjaulado en su piel, mientras vuelas con vida idónea, deseos vagos volando sin rumbo, acariciando los cometas. Falsas ganas de aullar a la luna la verdad que no encaja en mi juego, no puedo siquiera articular mis emociones, se agota el aire y sin embargo no puedo decirte nada. Eres prodigioso pero eres más un imposible, si no te encuentro es porque te busco en fantasías y no en la realidad ajena a ti. Cosquilleos que seducen mi espesura, desvanecen y se reproducen; firmemente pasa algo… Reclamar el seguir vivaz en mi bombear de sangre, de nuevo estas sin estarlo.

Déjame hablarte en Do mayor, esta inocencia, y así llegar a tiempo para decirnos todo lo que cabe en un poema.  Déjame verte el sol tatuado ...