viernes, 24 de julio de 2009


El tiempo se escurre y transcurre en días que van dejando de existir, momentos que aceleran los segundos que aún no han sido contados. Percibo las horas de verano cual aroma esparcido con tu ausencia. Busco los minutos perdidos en mis venas, el abrazo profundo, la mirada seductora, el instinto del latido que anhela sentir de nuevo, cuando renazcan las horas muertas.

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Déjame hablarte en Do mayor, esta inocencia, y así llegar a tiempo para decirnos todo lo que cabe en un poema.  Déjame verte el sol tatuado ...