martes, 28 de julio de 2009

Noche estrellada aquella, escenario de tranquilidad en medio del drama de las nueve. Recuerdos del pasado ponen fin a la estabilidad inalcanzable de mil cabezas. Sin pensar te hacen presa las madrugadas de insomnio, dejando el pecado de silueta. De las coplas de una dulce tonada renace el mismo sentimiento alguna vez hallado detrás del closet.

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Déjame hablarte en Do mayor, esta inocencia, y así llegar a tiempo para decirnos todo lo que cabe en un poema.  Déjame verte el sol tatuado ...